jueves, 30 de diciembre de 2021

CASAS CON CONTENEDORES NAVALES – Apuntes para una investigación


¿Es saludable vivir en un contenedor naval?

Las casas construidas con contenedores navales se presentan como una alternativa a la vivienda tradicional y la primera pregunta que se plantea es si puede considerarse este tipo de construcción como arquitectura verde, sostenible o ecológica.

A finales de la década de los 80, Phillip Clark presentó y patentó el “Método para convertir uno o más contenedores de acero de transporte marítimo en un edificio habitable”, y en las últimas décadas esta propuesta se ha convertido en una interesante oferta de viviendas baratas…

Parece una idea muy ecológica reutilizar los containers navales para transformarlos en viviendas. Esto evita toneladas de residuos, reduce los enormes cementerios de contenedoress, y minimiza la huella ecológica, en particular las emisiones de CO2 de la minería y la metalurgia del acero.

En definitiva, la utilización de los contenedores marítimos para vivienda reúne las premisas básicas de la sostenibilidad (las famosas tres erres: reducir, reciclar y reutilizar) y contribuye de forma eficaz, a la creación de viviendas sostenibles y asequibles para el consumidor.

Las ventajas principales de las casas contenedores son la durabilidad, disponibilidad, rapidez de diseño y construcción, el bajo precio y la reutilización de materiales. El container naval ofrece, resistencia a las inclemencias del clima, al agua, al fuego, a los huracanes, a las inundaciones e incluso a los terremotos.

En los aspectos prácticos resuelve los elementos estructurales, pues el contanier es apilable y resiste hasta 30 toneladas de sobrecarga. También es barato y rápido de construir, una casa pequeña puede estar lista para el uso en menos de 6 meses.

Construir con contenedores puede ser muy útil como refugio de urgencia, por ejemplo tras inundaciones o terremotos, o como alojamiento temporal para personas de bajos ingresos, estudiantes, inmigrantes y refugiados. Pero no consideramos los contenedores un hábitat válido como vivienda permanente si consideramos los aspectos de "salud ambiental", que definen la biohabitabilidad.

Bioclimática

En primer lugar, la gran conductividad térmica de la chapa de acero y la ausencia de inercia térmica, hacen que el container sea altamente ineficiente desde el punto de vista bioclimático. Tendremos un espacio muy frío en invierno y un horno inhabitable en verano. Lograr la adecuada eficiencia energética de la vivienda hace necesario un importante aislamiento térmico de gran espesor, con un material de baja conductividad térmica, lo que que resulta muy caro.

El aislamiento térmico interior, suele ser realizado con una capa de lanas minerales o espumas de poliuretano o poliestireno, materiales nada ecológicos, no reciclables y potencialmente tóxicos. La caja de acero es un espacio totalmente impermeable, pero una casa debe ser transpirable, evitando la barrera de vapor, un requisito imprescindible en bioconstrucción.

El contenedor es un espacio hermético, lo que nos exige una atención especial a la ventilación, evitando la condensación y asegurando la necesaria renovación del aire. Aquí debe considerarse especialmente la calidad del aire interior, y valorar los riesgos de toxicidad propios del container, y de los materiales usados en su adecuación.

Acústica

Igual que en el aspecto térmico, la chapa de acero tiene mal comportamiento acústico, por ser muy buen conductor del sonido. La alta transmitancia acústica del metal lo hace muy vulnerable a los ruidos externos, y la resonancia de la caja metálica multiplica los ruidos internos (efecto tambor). Un eficaz aislamiento acústico externo y el acondicionamiento acústico interior encarecen la obra de modo muy significativo.

Toxicidad

Al vivir dentro de un contenedor estamos expuestos a muchos agentes nocivos. En los containers encontramos recubrimientos de pintura nocivos, en particular las pinturas exteriores ignífugas, que pueden contener como base plomo u otros químicos tóxicos. Los containers navales en muchas ocasiones se fumigan con productos muy tóxicos (insecticidas, fungicidas, raticidas, etc.). Las maderas que se usan como pìso del contenedor suelen estar impregnadas con plaguicidas peligrosos como el arsénico y el cromo.

Contaminación electromagnética

En primer lugar, habría que analizar a fondo todos los potenciales riesgos biológicos de los efectos ferromagnéticos, electromagnéticos y geomagnéticos especialmente intensos con el hierro, pues estamos dentro de una jaula de acero.

La propia instalación eléctrica genera campos eléctricos y magnéticos de baja frecuencia (50 Hz), que se ven magnificado por tener las paredes metálicas. Lo mismo pasa con todos los aparatos eléctricos, y en especial la informática y la telefonía, que emiten ondas de alta frecuencia (microondas) que rebotan dentro del recinto.

Un aspecto esencial es que se trata de una caja metálica cerrada, que constituye una Jaula de Faraday, donde no traspasan las ondas electromagnéticas. Esto nos priva de las ondas geomagnéticas naturales, como la Resonancia de Schumann, que son imprescindibles para la vida.

Diseño y funcionalidad

Generalmente se usan dos tipo de contenedores navales, el container de 20 pies, con 6 metros de largo, y el container de 40 pies, de 12 metros de largo, y ambos tienen la misma sección, 2,44 metros de ancho por 2,90 metros de alto.

La necesidad de adaptarse a las medidas del módulo de 2,44 m (exterior), con frecuencia resulta demasiado estrecho, y condiciona demasiado el diseño de la casa. Por ejemplo, resulta muy angosto si ponemos una cama en sentido transversal.

Por otro lado, el espesor del aislamiento térmico y acústico necesario, que puede ser mayor de 15 cm en cada lado según el clima, reduce aún más el espacio habitable, pues el módulo interior queda reducido a menos de 2 m.

Finalmente es necesario un revestimiento interior y exterior, para tener un acabado estéticamente aceptable que encarece la obra, y reduce de nuevo el espacio interior.

Dado que se van a abrir huecos para puertas y ventanas, eliminando secciones de la chapa-pared, serán necesarios refuerzos estructurales, pues el contenedor se debilita.

La corrosión es el eterno problema de los materiales ferrosos, pues en ambientes agresivos el acero Corten se puede corroer a mayor velocidad (zonas costeras, clima tropical, áreas industriales, etc.), por lo que sería necesario aplicar un tratamiento anticorrosivo,

Esto son solo sugerencias muy apresuradas, apuntes para una investigación, que nos pueden ayudar a valorar el uso de contenedores navales como vivienda. 

Nuestra conclusión provisional es que un container puede ser un refugio de emergencia, pueden ser usados como oficinas de obra, garajes, almacenes, quioscos o talleres, pero los contenedores navales no deben ser usados como vivienda permanente si nos preocupa la salud, de acuerdo a los criterios biológicos de la Bioconstrucción.

© Carlos Martínez Requejo. Domobiotik. Dic. 2021.



3 comentarios:

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  2. oye pues me da que pensar ehhh... irse a vivir a un contenedor naval si te lo montas bien puede ser hasta toda una vivencia que contar a los futuros nietos. Lo que sí yo pondría especial atención a un detalle: yo lo que haría es ignifugar en contendor para así aislarlo porque de no ser así sería una tortura total vivir allí... creo yo xD
    Y me refiero aislarlo térmicamente pero también acústicamente... Así si viviría en un contenedor naval, haciéndole unas buenas ignifugaciones.

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    1. Hola (anónimo), Dime un material ignífugo que no tenga emisiones tóxicas, que sea transpirable… y cumpla los criterios biológicos de la bioconstrucción.

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