Entra en vigor la Normativa Europea que obliga a controlar el Gas Radón
dentro de las viviendas
El
8 de febrero ha entrado en vigor la directiva europea (2013/59/Euratom) que
obliga a controlar el gas en las viviendas. Se trata de un elemento radiactivo que
está considerado la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaco, según
la Organización Mundial de la Salud. El gas Radón (Rn222) penetra en
un 90% de los edificios, según datos del Consejo de Seguridad Nuclear
(CSN).
El
gas radón es la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaco.
Esta normativa llega con
demasiado retraso, ya en 2005 la Comisión de las Comunidades Europeas, en su
Recomendación 90/143/EURATOM relativa a la protección de la población contra los
peligros de una exposición al radón en el interior de edificios, recogía en su
punto II, la existencia de estudios efectuados en Estados de la Unión donde las
concentraciones de radón en interiores alcanzan medias de 20 a 50 Bq/m3.
Así mismo, asegura en ese
mismo punto que, partiendo de modelos de exposición, se puede tomar un factor
de conversión de entre la media temporal de la concentración de actividad de
gas Radón (Rn222) y el equivalente de dosis efectiva anual de 20
Bq/m3 por mSv/año, lo que lleva a dosis típicas en viviendas de la
Comunidad de entre 1 y 2.5 mSv/año, alcanzando la población de algunos países
los 20 mSv/año debidos al radón, cuando la propia Comunidad fijó el límite de
dosis anual de exposición de la población a la radiación producida por el
hombre en 5 mSv/año.
Finalmente, se recoge la
recomendación de que se establezca un sistema adecuado para limitar toda
exposición a las concentraciones de radón en el interior de edificios,
prestando especial atención a la adecuada información al público. Así mismo,
establece un nivel de actuación en edificios anteriores a 1990 de 400 Bq/m3,
y para edificios de nueva construcción de 200 Bq/m3.
Esta
normativa europea obliga a los gobiernos a realizar mediciones preventivas en
lugares de riesgo y tomar medidas para reducir la concentración de radón en
aquellas zonas en las que se registre un mínimo de 300 becquerelios por metro
cúbico. Todo ello en un contexto donde, según el CSN, el 90% de los edificios
españoles tienen concentraciones inferiores a este límite y un 10% superan ese
nivel.
Esta
recomendación es claramente insuficiente, según otras fuentes, hasta el 40 % de
los edificios construidos en España superan los niveles admisibles de gas
Radón.
Asimismo,
este reglamento establece que los países miembros de la UE podrán introducir
requisitos específicos en los códigos técnicos de edificación que eviten la
entrada de este gas en los inmuebles de nueva construcción y fomenten su reducción
en las casas ya construidas.
No
obstante, aunque una disposición como esta siempre es bien recibida, también
establece límites inferiores a los deseados, ya que en Estados Unidos el nivel
máximo está establecido en los 148 becquerels y la OMS fija en 100 la frontera
a partir de la cual el radón comienza a ser peligroso para la salud. Los
estudios científicos concluyen que cualquier dosis de radiactividad es nociva,
ya que se acumula en el organismo.
Zonas de riesgo radiactivo
Recomendamos
estudiar el Mapa Marna, mapa de radiación gamma natural de España, elaborado
por el Consejo de Seguridad Nuclear (CNS). El mapa predictivo de exposición al
gas radón del CSN muestra el territorio dividido en tres zonas de exposición:
baja, media y alta. El CSN señala Galicia, especialmente Orense y Pontevedra, la
Sierra de Madrid, Salamanca, Ávila, Toledo, Cáceres, Sevilla, Córdoba, Jaén,
Almería y Gran Canaria como las zonas de mayor exposición.
No huele, no tiene sabor, no
tiene ningún color, pero es un gran peligro. No nos irrita los ojos ni la
garganta, pero es responsable de muchos cánceres de pulmón. Es el gas Radón (Rn222).
Se produce por la desintegración radiactiva natural del uranio presente en las
rocas y el suelo.
Dado
que le efecto es acumulativo, si se inhala durante un periodo prolongado el gas
Radón puede resultar cancerígeno. Se encuentra principalmente en los suelos de
pizarra, granito y cuarcitas y penetra en el interior de los edificios. Las
posibles vías de entrada a nuestros hogares pueden ser por el interior de la
cámara de aire de los muros exteriores; a través de la solera, los muros del
sótano, los conductos de saneamiento, el forjado sanitario o a través de
fisuras y grietas.
Prevención de
Radón
La primera
medida es controlar la radiactividad ambiental en la casa, realizando
mediciones con un contador Geiger. Si esta medida de la radiación nuclear es
significativa, es preciso realizar controles específicos para evaluar la
presencia de gas Radón en la casa.
Debe
determinarse su origen, que puede ser del subsuelo geológico, o bien de las
emisiones de materiales de construcción radiactivos tan frecuentes como
morteros, hormigones, pizarras, granito o gres. También puede entrar gas Radón
en la casa con el gas natural e incluso con el agua del grifo.
Es
fundamental proteger la edificación para evitar que el radón penetre en las
viviendas. Y, en este sentido, sistemas como el de extracción o presurización,
que no es más que la instalación de artefactos de extracción de aire desde los
cimientos a los muros laterales, pueden acabar con este gas radiactivo.
También,
mediante materiales aislantes y láminas impermeabilizantes, que actúan como
barrera contra el radón y además protegen al edificio de todo tipo de humedades
y actúan contra el frío y el calor.
Otras
opciones pasan por utilizar una bomba de vacío, que extrae las moléculas de gas
del espacio sellado; hacer un pequeño pozo como arqueta de succión, de manera
que obliguemos al gas a ir hacia ese pozo para posteriormente expulsarlo fuera
de las viviendas o sellar las grietas y fisuras que puedan encontrarse.
Dado
que el gas Radón es seis veces más pesado que el aire, se acumula en los lugares
bajos como sótanos, bodegas y garajes, y en los espacios cerrados, sin la
adecuada ventilación.
Como reducir riesgos
Según las recomendaciones de la OMS las concentraciones
de radón en las viviendas, puestos de trabajo, fábricas, escuelas, hospitales,
guarderías, etc., pueden reducirse:
· Mejorando la ventilación de la casa.
· Evitando que el radón se filtre desde el
sótano hasta las habitaciones.
· Aumentando la ventilación por debajo del
piso de la casa.
· Instalando en el sótano una bomba
extractora de radón.
· Sellando los pisos y las paredes.
·
Instalando
un sistema de presurización positiva o de ventilación.
En todos los
casos disponemos de medidas preventivas para eliminar (o reducir) los niveles
de gas Radón dentro de la casa, pero el primer consejo es muy sencillo ventila,
ventila y ventila !!!
Domobiotik
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