sábado, 6 de julio de 2024

Contaminación radiactiva

 

¡Necesitamos respirar aire limpio!

 

Todos somos “fumadores habituales de gas Radón, y de otros muchos tóxicos, con riesgo de cáncer de pulmón, aunque no fumemos tabaco.

 

Según el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el radón está presente en el 90% de casas, en el 40% de viviendas con valores preocupantes y en un 20% con valores graves, según los límites recomendados por la OMS.

Pasamos más del 80% del tiempo dentro de edificios, casa, escuela, trabajo, y la calidad del ambiente interior es determinante para la salud.

El resultado es que nuestro hogar o nuestra oficina pueden registrar altos niveles de radiactividad natural y de gas radón sin que seamos conscientes de ello, puesto que el gas radón es un gas noble, inodoro, insípido e invisible.

Una alta concentración de gas radón en el aire que respiramos satura nuestros pulmones de elementos radiactivos cancerígenos.

Estas radiaciones nucleares dentro de casa son miles de veces más peligrosas que los campos electromagnéticos que tanta alarma social despiertan, como las microondas de la telefonía 5G, las ondas de la electricidad sucia, o las líneas de alta tensión.

Sin embargo, el riesgo sanitario del gas radón es el gran desconocido, y no existe apenas preocupación por protegerse de la radiactividad dentro de casa.

De hecho, el riesgo sanitario de la radiactividad doméstica y el gas radón es prácticamente ignorado por los arquitectos e ingenieros, y poco tenido en cuenta incluso por los médicos.

La conclusión es que un gran porcentaje de viviendas modernas son casas tóxicas, casas alérgicas, o auténticas casas cáncer.

El radón, un gas radiactivo reconocido como el primer cancerígeno pulmonar, puede ser responsable de muchos cánceres de pulmón que se achacan al tabaco.

Aunque no fumemos tabaco, en la casa hay materiales radiactivos como gres o granitos, y respiramos tóxicos como amianto, formaldehído, fibra de vidrio, lana de roca, poliuretano, porespan, polivinilo (PVC)…

Necesitamos purificación del aire interior, y en un proyecto de Bioconstrucción la ventilación la primera medida preventiva, frente a la invasión de gas radón.

La nueva regulación del Código Técnico de la Edificación (CTE) obliga a arquitectos y constructores a considerar las medidas preventivas frente al radón.

El control de la radiactividad, para detectar la posible presencia del peligroso gas radón, es la primera inspección técnica cuando se realiza un “control domobiótico” en las viviendas.

© Carlos Requejo. Domobiotik. Jul.24

 

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