miércoles, 10 de marzo de 2010

Hipersensibilidad a los Campos Electromagnéticos


La Electrosensibilidad, 
alergia a la electricidad, 
la plaga del siglo XXI

La investigación en Domobiótica denuncia un gran proliferación inalámbrica, la publicidad nos informa que el teclado, el ratón, el teléfono, y el ordenador se conectan sin cables, y anglicismos como wireless, Wifi, ADSL, DECT, nos venden que podemos estar permanentemente conectados a la red.

Basta escuchar a los médicos que firman el Llamamiento de Friburgo, entre otros muchos, para darse cuenta de la proliferación de muchas dolencias ligadas a la electrosensibilidad, como comprobamos cada día en nuestra práctica profesional en la Bioconstrucción, al tener que realizar el blindaje electromagnético de muchas viviendas para ayudar a sobrevivir a los afectados.
El llamado Síndrome de Electrosensibilidad (SE), ha sido definido por los expertos de la Unión Europea (1997) como una Hipersensibilidad a los Campos Electromagnéticos (HCEM). Según estudios realizados en países del norte de Europa, las personas electrosensibles pueden representar entre el 20 y el 25% de la población, o sea una de cada cuatro o cinco personas.
Desde 2002, en Suecia se reconoce la electrosensibilidad como causa de incapacidad laboral (invalidez física), según verifica el Dr. Olle Johansson (Departamento de Neurociencias, Instituto Karolinska, Stockholm) y amenaza convertirse en la plaga del siglo XXI.
Esta proliferación inalámbrica afecta a todos los seres vivos, y se ha observado que hormigas, murciélagos, ratas, e incluso el ganado son afectados por las radiaciones electromagnéticas, y recientemente un estudio británico informa de la muerte de más de diez millones de pájaros, en el entorno de las antenas de telefonía móvil.
Esta exposición radioeléctrica es involuntaria, indeseada e inadvertida, permanente y además indiscriminada, pues en grados diferentes afecta en la práctica al 100% de la población.

Efectos sanitarios de la Contaminación Electromagnética (CEM)
Se pueden producir efectos neurológicos a corto y medio plazo:
-       Insomnio, somnolencia matinal (melatonina).
-       Estrés, angustia, ansiedad (pannic attack).
-       Pérdida de memoria, cefaleas.
-       Acúfenos, mareos y vértigo.
-       Fatiga crónica, fibromialgia.
-       Atonía, desinterés, dificultad en la toma de decisiones.
-       Rutina, falta de iniciativa, pérdida de creatividad.
-       Depresión, tristeza, pesimismo, trastorno afectivo estacional (TAE).
A largo plazo pueden aparecer otros efectos biológicos:
-       Patologías cardiovasculares (arritmia, hipertensión, infarto).
-       Patologías reumáticas (osteroporosis).
-       Patologías respiratorias (asma).
Algunos investigadores establecen relación causa-efecto con patologías degenerativas como Alzheimer, Parkinson, esclerosis, leucemia y cáncer (OMS).

El origen de la electrosensibilidad parece ser la exposición crónica y habitual a campos electromagnéticos de alta o baja frecuencia, y se relaciona con la permanencia en las cercanías de fuentes eléctricas artificiales como líneas de alta tensión, transformadores, motores, antenas de telefonía, teléfonos móviles e inalámbricos, iluminación fluorescente, alarmas, ordenadores, electrodomésticos, máquinas herramientas y redes eléctricas domésticas principalmente.
Hasta ahora, la dificultad de los médicos para diagnosticar el Síndrome de ELECTROSENSIBILIDAD, hace que en España estos paciente sean derivados al psiquiatra, cuando se trata de una enfermedad orgánica que afecta a un sector creciente de la población.
Habitualmente el sujeto potencialmente “electrosensible” está mal diagnosticado, y es tratado como maniático, hipocondríaco, neurótico, asmático o alérgico. Este error de diagnóstico con frecuencia agrava el cuadro sintomático, pues el sujeto permanece expuesto largos años al agente causal, se retarda el tratamiento correcto, y mientras tanto se le trata inadecuadamente con ansiolíticos y/o tranquilizantes.
Por otro lado el afectado sufre rechazo familiar, social y laboral y se le acusa de alarmista, vago, quejoso o inadaptado laboral o socialmente. Como evidencia basta leer el testimonio directo de una persona afectada de electrosensibilidad, que se pregunta si se puede vivir siendo electrosensible, este es el testimonio de Alicia Mayo.

¿Cómo se puede vivir siendo electrosensible?
Con gran dificultad, aunque supongo que todo depende del grado de sensibilidad que uno tenga, pues en muchos casos tomar ciertas precauciones podría evitar un empeoramiento.
Hace unos años empecé paulatinamente a notar una sensación que comenzaba en la frente y terminaba en la nuca unas dos horas después (siempre al utilizar el teléfono móvil). Simplemente frecuenté las cabinas más que antes.
Pero hace cinco años alquilé un piso y sólo aguanté allí dos noches. Sentía una gran quemazón y fuerte hormigueo en el cuero cabelludo y despertaba en medio de la noche con náuseas. Fuera estaba bien así que me fui. Lo único diferente de los otros pisos en los que había estado era una antena de telefonía móvil a unos 300 m (a la misma altura) y otra por otro lado un poco más cerca y un poco más alta. Luego sentía quemazón cuando pasaba por debajo de cables de alta tensión, náuseas delante del ordenador... Un año después dejé de tener problemas. Ya no notaba nada.
Dos años después cambié de lugar de trabajo. Los síntomas que llegué a tener a los dos meses fueron: cansancio (sin motivo), quemazón en el cuero cabelludo, dolor de cabeza moderado, hormigueo en la cabeza y en la cara, acúfenos (dolores de oídos), pequeñas náuseas, falta de concentración, dolores oculares, dolores musculares, "calambres" en la dentadura, sensaciones similares a un resfriado (pero que no se tiene)... Todo esto empezó de forma gradual, sin notar nada durante los primeros días pero después aumentaban los síntomas progresiva y rápidamente.
Conseguí que me cambiasen de lugar de trabajo (en las cercanías había antenas de telefonía móvil, transformadores, alta tensión) pero aunque pude estar más tiempo me volví a sensibilizar (con el Wi-Fi). Lo que me hace daño es: Móviles (evidentemente no uso pero "disfruto" de los de los demás), inalámbricos DECT o similar (si hay uno en el piso de arriba, abajo o al lado ya no puedo estar mucho rato), Wi-Fi, antenas de telefonía móvil, ADSL inalámbricos...
También ahora me afecta la electricidad (estufas, ventiladores, fluorescentes, bombillas de bajo consumo, el uso de teléfonos fijos, ordenadores, congeladores, televisores...), con síntomas similares aunque me produce más dolor en los huesos (semejante al reúma, también tengo varios puntos de fibromialgia), pero a mí en particular me resulta más tolerable que las ondas microondas. Soy electrosensible pero sobre todo tengo el “síndrome de microondas”. Si me alejo de inalámbricos, lugares con Wi-Fi, gente utilizando el móvil (harto difícil) y desconecto la electricidad estoy asintomática (aislada y sin utilizar coche, tren, autobús, ni mucho menos aeropuertos).
Todos los que esta enfermedad tenemos sufrimos la falta de reconocimiento oficial, pero también del entendimiento y ayuda de algunos familiares y amigos pero aún así seguimos luchando por sobrevivir.
Cuando me ve alguien, parece que estoy bien y viviendo como el resto de la gente pero lo que no puede imaginar es que para poder caminar un rato por la calle en la ciudad (el nivel de microondas es mayor del que yo tolero), ir al cine alguna vez o estar con otras personas, luego tengo que estar sentada en una silla en el pasillo durante horas con la electricidad desconectada (el único lugar en ciudad ahora mismo donde no empeoro hasta que algún vecino ponga algún inalámbrico DECT o un ADSL inalámbrico que también afecte a este pasillo). Sin embargo casi nadie me ve ahí o cuando durante semanas me aíslo en una aldea sin cobertura y quitando la electricidad. Al estar en otros lugares un rato me estoy sobreexponiendo y teniendo síntomas que los demás no pueden apreciar.
Apagar los aparatos eléctricos (no con el mando), no tener inalámbricos DECT o similar (emiten de forma parecida a una antena de telefonía móvil pero dentro de casa), utilizar el teléfono móvil con menor frecuencia, son cosas que todo el mundo puede hacer y pueden resultarles beneficiosas. Alicia Mayo Bueno. Gijón (Asturias).

Ante este testimonio tan claro, valiente y desgarrador, poco podemos decir, excepto exigir urgentemente a nuestros gobernantes el RECONOCIMIENTO POR LEY del potencial riesgo sanitario de los campos electromagnéticos, la aplicación generalizada del PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN y la redacción de un reglamento de prevención CEM, siguiendo el ejemplo de Suecia, Suiza, Italia, Rusia y otros países.
La segunda exigencia debe ser el reconocimiento médico de la ELECTROSENSIBILIDAD (potencial alergia a la electricidad), como una enfermedad orgánica que puede afectar ya al 20% de la población, y el establecimiento de un protocolo médico de diagnóstico, tratamiento y prevención.
La tercera exigencia es el establecimiento de ZONAS CEM CERO (libres de Electropolución), donde esté prohibida toda emisión electromagnética, de alta o baja frecuencia, en particular prohibiendo el uso del teléfono inalámbrico y el móvil por los niños.
Usualmente está reconocido que es necesario proteger guarderías, colegios, asilos, hospitales, pero según la Domobiótica debemos añadir la exigencia urgente de proteger TODOS LOS DORMITORIOS (melatonin risk).
Esta petición se ampara en los DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA, como el principio de inviolabilidad del domicilio, y más aún del cuerpo humano y del cerebro, que deben declararse expresamente fuera del ámbito del espacio público radioeléctrico, usado por las compañías.
- Recordar a los ciudadanos y hacer valer ante los tribunales los Derechos Fundamentales siguientes, establecidos en la Constitución Española:
Derecho a la integridad física (Art. 15 C.E.),
Derecho a la intimidad personal y familiar (Art. 18.1. C.E.) y
Derecho a la inviolabilidad del domicilio (Art. 18.2. C.E.),
para que se declare expresamente que quedan fuera del ámbito del Espacio Público Radioeléctrico el cuerpo humano y su cerebro, así como la propiedad privada.  

Es vital vivir en una casa sana, sin radiaciones ni materiales tóxicos, según la Bioconstrucción, porque todos somos sensibles a los factores ambientales, y potencialmente electrosensibles, por lo tanto todos, hombres, mujeres y niños, estamos afectados en un grado u otro.
© Carlos M. Requejo. Jun.06. www.domobiotik.com


VIVIR SIN CEM
Precauciones de la máxima importancia para los Electrosensibles.
-       No usar más de 30 seg. el teléfono móvil, excepto para las emergencias (accidente, incendio, etc.).
-       No usar en ningún caso el teléfono inalámbrico (DECT), eliminarlo e instalar un teléfono fijo.
-       Identificar los equipos eléctricos de su entornos doméstico y laboral (ordenadores, telecomunicaciones, electrodomésticos, etc.).
-       En los puestos de larga permanencia (sofá, despacho, cama, cuna), tomar una distancia de seguridad a cualquier fuente CEM, mínimo un metro.
-       Eliminar el vestuario, calzado y materiales aislantes en construcción y decoración (dieléctricos).
-       Respirar aire limpio, fresco e ionizado negativamente (aire de montaña), si es preciso usar un ionizador-purificador de aire en casa o el trabajo.
-       Beber mucho agua, mínimo tres litros diarios, preferentemente de manantial (agua corriente vitalizada, no de botella).
-       Comer diariamente productos naturales frescos (frutas, verduras), preferentemente de cultivo biológico certificado.
-       Evitar los largos periodos de sedentarismo, y hacer ejercicio físico intenso, mínimo una hora al día (mejor al aire libre).
-       Caminar descalzo, mínimo media hora al día, sobre césped o arena, para descargar a tierra el electroestrés (voltaje corporal).

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