ARQUITECTURA, EL ARTE DE LA FORMA
Analizamos las formas arquitectónicas, presentes en nuestras casas, escuelas y entornos de trabajo, y observamos que afectan al confort y la salud humana.
Por lo tanto, la DOMOBIÓTICA constituye una medicina preventiva al identificar y armonizar las patologías ambientales del Edificio Enfermo, aplicando los criterios de la Bioconstrucción (Baubiologie), y propone soluciones para armonizar las domopatías y lograr una casa sana, ecológica y sostenible.
Influencia de las formas en el hábitat humano
El diseño en urbanismo nos influye, la planificación del territorio es esencial como herramienta de economía y salud pública. Sabemos que la orientación solar y geomagnética tiene influencia sobre la salud y afecta al diseño bioclimático de los edificios.
La forma es esencial al hecho arquitectónico, empezando por el relieve y el territorio donde ubicamos la casa. Nos afecta el espacio, la panorámica y la perspectiva desde nuestra ventana, y nos afecta la forma de las ondas… sean cerebrales, o provengan de nuestro teléfono móvil.
No es indiferente la geometría de la orientación, al norte o al sur. La zona sur de la casa será cálida y luminosa y la zona norte oscura, húmeda y fría. También nos afecta la posición de la cama, o el puesto de trabajo. El feng’shui nos dice que todo irá mejor si dormimos con la cabeza al Norte.
El Hombre de Vitrubio
Quizás Leonardo ha logrado la cuadratura del círculo con este genial diseño.
Arquitectura y ergonomía
La casa debe ser construida a la medida del ser humano, las proporciones de los espacios afectan a la ergonomía y la funcionalidad. El arquitecto Palladio en su tratado “Los cuatro libros de la arquitectura” propuso que una de las siete formas de habitación más bellas y proporcionadas era 1/√2. O sea la raíz cuadrada de dos como regla de proporciones. El rectángulo pitagórico de razón √2 es de uso común en arquitectura para diseñar plantas y alzados. Le Corbusier, Meyer, Wrigth, etc., lo usan como extensión natural de un cuadrado a partir de la diagonal, usando el compás. Este número resuelve el problema de la duplicación manteniendo las proporciones. La serie normalizada de hojas DIN-A también posee esta proporción.
Podemos diseñar en base a los números metálicos (platino, plata, bronce, etc.), o el número místico (o plástico), según necesitemos una progresión mayor o menor en el ritmo de crecimiento espacial.
El número áureo Phi lo reservaremos para los usos sagrados, palacios, teatros, templos y monasterios, pues la alta vibración que genera Phi puede ser excesiva para la mayoría de
los mortales.
La ergonomía define la forma de los espacios, muebles y objetos, en función de uso a que se destinan. La ergonomía nos invita a diseñar el mobiliario adaptado a las dimensiones y fisiología del cuerpo humano, por ejemplo, para prevenir la lumbalgia, o la temida Lipoatrofia semicircularis.
La sensación que nos produce un local está en función de su forma y dimensiones, intuitivamente captamos si es demasiado ancho o estrecho, alto o bajo, y cuando estas medidas son excesivamente pequeñas tenemos sensación de claustrofobia, miedo (horror) a los espacios cerrados. Por el contrario, un espacio demasiado abierto o vacío puede generar lo contrario, una sensación de agorafobia, miedo a los espacios abiertos.
Siguiendo el consejo del feng’shui la forma de la habitación debe estar en armonía con las personas que la habitan. No es lo mismo decorar un cuarto para un atleta varón de 1,85 m de alto y 90 kg de peso que preparar un coqueto dormitorio para una estudiante de 14 añitos, con 1,60 m y solo 40 kg. Los muebles, equipos y otros objetos deben seguir las mismas reglas, en cuanto a forma, tamaño, color o texturas.
Ancho, estrecho, bajo… zulo
El exceso de cosas en un espacio puede producir agobio, sobre todo si es pequeño o hay mucha gente. El viejo consejo del feng’shui es “limpiar y vaciar”, y eso se refiere a trastos, muebles, documentos, y también información.
Al hacer una limpieza de feng’shui debemos vaciar la papelera, el trastero, los armarios, cajones y archivos, también los discos informáticos, los bolsillos y también nuestra memoria, dejando que el olvido nos libere de ataduras.
Sabemos que la luz y el color modifican el espacio a nivel perceptual. Un espacio iluminado se percibe más amplio, y un techo iluminado se ve más alto. Los colores cálidos e intensos tienden a acercar el objeto y los colores fríos y pálidos lo alejan.
El lujo del espacio empieza por tener suficiente sitio para libros, ropa, trastos, y sobre todo para moverse y respirar sin agobio, para evitar la opresión y la claustrofobia.
Pero también cuenta el espacio exterior, el campo visual, cualquier agente inmobiliario sabe que una buena panorámica, unas amplias perspectivas, son argumentos de venta potentes que revalorizan un inmueble. Todos buscan un pisito con vistas, para huir del ruido y el fragor del tráfico buscan la altura, lo que ha incrementado la demanda de áticos.
En la mayor parte de casas falta espacio, espacio para ropa y libros, espacio para respirar, espacio para la soledad y el silencio, espacio para bailar y para practicar bricolage, por el contrario, tenemos un exceso de muebles y otros objetos.
En general las puertas son estrechas, no pasa una silla de ruedas y menos una camilla, las habitaciones escasas, la habitación de invitados se reduce a un sofá-cama en el salón, el trastero o la despensa han desaparecido, y las casas cada vez más y más pequeñas, y al final nos preguntamos ¿donde guardo la bici? (o los esquís).
La pérdida de superficie útil es evidente, debido a la especulación inmobiliaria el clásico apartamento de 90-100 m2 se hace inaccesible, por demasiado caro, y da paso a minipisos de 35 m2, llegando al “cuart de pis” de 25 m2.
Pero la pérdida de volumen útil no la percibimos tan conscientemente, sin embargo, el techo es bajo, cada vez más bajo. En dos generaciones hemos pasado de más de 4,00 m de altura de techos (años 30), a los 3,00 m de altura (años 60), llegando a los actuales 2,50 m, la altura mínima legal.
Estamos sufriendo una especulación inmobiliaria tridimensional, pues el volumen habitable (m3) y con él el espacio vital y el volumen de aire respirable por persona, se han quedado en la mitad, o menos, con el pretexto del ahorro energético.
¿Y si el verdadero lujo fuera el espacio?
Es obvio que tener un espacio vital amplio es un lujo, pero no solo debemos considerar la superficie útil (m2) o el volumen habitable (m3), ahora sabemos que las formas y las proporciones son vitales para definir el confort de una casa, o el éxito de un negocio.
© Carlos Martínez Requejo. Domobiotik.
Extracto del curso de introducción a la bioconstrucción. Módulo Geometría Sagrada.
--
No hay comentarios:
Publicar un comentario