Una
vivienda sin tóxicos
Sensibilidad química múltiple y cóctel
electroquímico
Con
frecuencia arquitectos y constructores nos preguntan cuales son los
contaminantes más frecuentes en casos de sensibilidad química
múltiple, y como hacer una vivienda libre del cóctel electroquímico. A esta
pregunta debo responder que los agresores ambientales son muy variables según
el perfil clínico de cada sujeto.
En algunos de los casos más graves de SQM la causa son los metales
pesados, en particular el mercurio. Sin embargo, en otros son los productos químicos
más comunes usados en limpieza e higiene, como lejía, champú, suavizantes, blanqueadores,
ambientadores, desodorantes, cosméticos, etc.
Tenemos muchos casos de afectados por las
pinturas y barnices, que generan compuestos orgánicos volátiles (COV),
especialmente los disolventes, pero también liberan polvo y partículas. El
arquitecto debe considerar que la pintura es una envolvente, a veces total, del
espacio habitable. En la casa casi siempre está presente el formaldehido en el
mobiliario de tablero aglomerado, y muy a menudo el amianto (Uralita), en
aislamientos.
A esto se suma la contaminación
biológica (hongos, bacterias, virus), que proliferan más fácilmente en el
entorno nocivo del edificio enfermo. Por ejemplo los hongos que abundan en un
armario ropero, o los parásitos del papel típicos de una biblioteca.
El primer marco de referencia para una vivienda saludable es el Standard
de Medición en Baubiologie SMB/2008, como enseñamos en el master de
bioconstrucción que impartimos en la Universitat de Lleida, con el respaldo del
IBN alemán. Este estándar fija los criterios básicos de bioconstrucción que son
válidos para el 90% de la población.
En general en bioconstrucción se aconsejan materiales naturales, como piedra,
barro, madera… pero no todo lo natural es sano. El granito o la pizarra
son naturales y pueden ser muy radiactivos. Igual pasa con la madera, con
sujetos sensibles es preciso evitar las maderas de coníferas, que como todas
las maderas aromáticas emiten Terpenos, que dan problemas de hipersensibilidad
a mucha gente. Para personas con SQM hay que preferir las maderas duras (haya,
roble, etc.).
La dificultad de evaluar los impactos ambientales, sean químicos,
físicos o biológicos, es que nunca vienen solos, y se producen efectos sinérgicos poco estudiados, que
incrementan exponencialmente el riesgo sanitario.
En el entorno ecologista vemos que surgen
campañas bien intencionadas como los movimientos “Anti-Antenas” o la más
reciente de “Hogar sin tóxicos“, pero adolecen de una visión parcial, pues solo
miran un tipo de agresor ambiental.
Estamos respirando un auténtico ”cóctel
electroquímico” a veces con cientos de componentes tóxicos simultáneos,
como nos muestra el trabajo de investigación de Greenpeace “La Casa
Intoxicada”, también conocido con el título de “Consumiendo Química”.
Como vemos “hacer una vivienda sin químicos” no es suficiente para el afectado de SQM, porque a nivel biológico se trata siempre de respuestas electroquímicas, que son inseparables.
Esta sopa de químicos tóxicos está activada
por la contaminación electromagnética (radiactiva, eléctrica, magnética, etc.),
que la hace más nociva, creando radicales libres muy agresivos.
La contaminación energética tiene además un
efecto depresor sobre el sistema inmunitario, reduciendo el umbral de
tolerancia del sujeto ante los agresores químicos y/o biológicos. Igual pasa
con el ruido ambiental, o las vibraciones infrasónicas (inaudibles).
Dañan las defensas y son directamente cancerígenos.
En vez de la visión unilateral, necesariamente parcial, que
diagnostica sensibilidad química o electromagnética, deberíamos hablar de hipersensibilidad ambiental múltiple.
Esta puede ser química, eléctrica, magnética, lumínica, térmica, acústica,
biológica, psicológica, social, etc., en mayor o menor proporción según los
casos. Un perfil patológico que se manifiesta más o menos agudo en uno o varios
de estos aspectos, según cual haya sido el factor agresor inicial, que suele
ser el desencadenante del cuadro clínico.
El criterio general de “salud ambiental” se expone en el Manifiesto de
Barcelona, elaborado por el grupo de expertos de Domosalud que coordino, y que
considera diversos factores ambientales nocivos:
-
Contaminación
eléctrica y magnética en general.
-
Contaminación
físico/química.
-
Contaminación
acústica y vibratoria.
-
Contaminación
biológica.
-
Patologías
del edificio enfermo.
Y no debemos olvidar los aspectos perceptuales del edificio (cultura, estética), ni los factores psico-sociales.
Por lo tanto para lograr SALUD AMBIENTAL, debemos exigir una actuación preventiva ante los riesgos sanitarios de la polución ambiental (química, eléctrica, magnética, lumínica, térmica, acústica, biológica, psicológica, social, etc.), considerando todos los factores agresores, en aplicación del principio de precaución.
Una persona con hipersensibilidad ambiental múltiple debe cuidar los materiales de su entorno, empezando por el vestido y el calzado, purificar el aire interior de la casa, y también el agua potable, y debe cuidar los alimentos evitando pesticidas, hormonas, antibióticos, transgénicos, irradiados, etc.
La conclusión es que el proyecto de una casa libre de tóxicos debe ser un proyecto a medida, diseñado con criterios biológicos en función del perfil clínico del usuario. Espero que estas breves notas aporten algunas referencias para proyectar, construir o reformar una casa libre de tóxicos.
© Carlos Requejo. Noviembre 2013.
ENLACES
http://domosalud.blogspot.com
http://domobiotik.blogspot.com.es
http://mi-estrella-de-mar.blogspot.com
www.baubiologie.es/pdf/Estandard%20SBMnorma.pdf
www.greenpeace.org/espana/Global/espana/.../consumiendo-qu-mica.pdf
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