Un huerto en casa
La Permacultura Urbana
El ecodiseño nos enseña
que si trabajamos en colaboración con la Naturaleza obtenemos buenos
resultados. La permacultura es holística, diseña hábitats, paisajes y sistemas
sostenibles, imitando a la Naturaleza y cerrando el ciclo biológico.
Aprendiendo de la tradición de los abuelos el permacultor recupera nuestras
raíces nativas, y utiliza los recursos que le ofrece en entorno y, como la
hormiga, reutiliza o recicla todo, sin generar residuos.
Permacultura es un sistema
integral que aúna elementos agrarios, arquitectónicos, sociales, culturales y
ecológicos, considerando todas sus interrelaciones. La ética de la permacultura
se resume en cuidar a la Madre Tierra para cuidar a la gente, sus hijos, usando
nuestros excedentes de tiempo, dinero y energía.
El
neologismo permacultura deriva de agricultura permanente y es también una
cultura permanente. Observar que cultura tiene la misma raiz etimológica que
cultivo y culto, y en esencia signfican lo mismo. Cuidar, cuidar de la gente,
de la tierra, o de los dioses. Formalmente la permacultura surge del trabajo de
investigación iniciado por Bill
Mollison y David Holmgren, en Australia, y difudido con su libro Permaculture One (en 1978), que se
transforma en un movimiento
ecológico mundial.
Hay muchas aproximaciones a la permacultura, según
nuestro bagaje cultural, para unos es una ciencia, para otros es una filosofía
y un arte. En cualquier caso es un sistema práctico y ecológico de cultivar,
constituye un método de diseñar desde un huerto, hasta un barrio, un pueblo o una
ciudad y todo su entorno.
La permacultura es también una red de personas, y
sus interrelaciones sociales, y un movimiento social que propone un nuevo
estilo de vida, ética y saludable, en armonía con la Madre Tierra.
Bill
Mollison nos propone una transición hacia un modelo sostenible, una
nueva conciencia de ecología profunda. La permacultura integra dentro
de los ecosistemas humanos los conceptos de ética, creatividad, diseño, útil,
saludable, sostenible, económico, ecológico… considerando sus múltiples
interrelaciones socioeconómicas con visión multidisciplinar.
El concepto de permacultura urbana
No se precisa huir de la
ciudad para vivir en una ecoaldea o tener una gran finca para iniciarse en
permacultura, en pequeños rincones urbanos como jardines o balcones, podemos
encontrar un espacio para cultivar comida orgánica y saludable. En el plano más
práctico la permacultura trata de producir nuestros propios alimentos en el
mínimo espacio, mediante cultivo intensivo.
El objetivo de la permacultura es imitar lo más
fielmente posible a la Naturaleza y crear un ecosistema de alta biodiversidad,
con variedad de plantas que se equilibran entre si. Si tenemos terreno
suficientemente amplio también podemos contar con la inapreciable ayuda de los animales,
como gallinas, patos, cerdos, cabras, ranas o peces, cerrando todo el ciclo
biológico.
Cuando disponemos de poco
espacio debemos pensar más la planificación y el diseño de nuestro pequeño huerto
urbano, considerando la orientación, las horas de sol, el viento, el agua y el
tiempo de que disponemos.
En la cultura occidental el 80% de la población
vivimos en apartamentos urbanos, a veces muy alejados del suelo y rodeados de
asfalto. Pero a pesar de no tener tierra podemos cultivar comida en fachadas,
balcones, ventanas, terrazas, cercas, patios, jardines y sótanos, áreas que de
otra manera no se utilizan.
El método de diseño en permacultura es lo esencial,
empieza por un análisis del lugar, de su clima y de su entorno. Dibujamos un
plano esquemático, mejor a escala, con todos los elementos importantes
(árboles, edificios, relieve, fuentes, pozos). Luego debemos hacer una lista de
las necesidades y productos necesarios, sol, riego, abono, espacio,
determinando su mejor lugar, y situándolo sobre el plano.
Que cosechas
podemos tener
La permacultura es ante todo útil, usando el
sentido común elegiremos plantas de consumo frecuente, que sean nutritivas y de
recolección semanal, como tomate, perejil, remolacha o lechuga.
También podemos sembrar las hierbas aromáticas de
mayor uso en la cocina (albahaca, salvia, orégano, romero, menta, lavanda) y destinar
un pequeño espacio a otras plantas
medicinales.
Las plantas trepadoras no ocupan apenas espacio, a
partir de una estrecha cubeta rectangular pegada a la pared, pueden trepar por
los muros con guía de redes, mallas o alambres.
Diversos germinados, como brotes de alfalfa, avena,
centeno, trigo, berros, o soja, podemos hacerlos crecer dentro de la cocina, en
el alféizar de la ventana, y los champiñones proliferarán bien bajo la
escalera, en un sótano o en cualquier espacio húmedo y oscuro.
Ocupa muy poco espacio cultivar tubérculos, como
patatas o boniatos, apilando unos neumáticos en un rincón, iremos añadiendo
pisos a medida que la planta crece. Para cosechar vamos desmontando los
neumáticos y retirando la cosecha.
Es esencial realizar una rotación de cultivos cada
estación para evitar la proliferación de plagas y no agotar los nutrientes del
sustrato.
En el diseño del huerto debemos tener en cuenta la
ubicación de las plantas afines y las antagónicas para propiciar el
crecimiento.
Como
empezar nuestro huerto urbano
El primer paso es definir el área de cultivo de que
disponemos, si estamos en un piso alto con un espacio muy limitado el área de
cultivo serán cubetas, u otros recipientes, colocados sobre patas, estantes o soportes. En el mercado
hay una amplia gama de recipientes para permacultura urbana, podemos reutilizar
viejas macetas de barro y contenedores de madera o plástico, o bien fabricarlos
mediante autoconstrucción, sin olvidar hacerles orificios en la base para el
desagüe.
Los balcones y ventanas nos ofrecen una mayor
superficie de cultivo si se colocan estantes en las jambas o se cuelgan
jardineras en la parte externa del alféizar. En los balcones o patios podemos
colocar jardineras escalonadas, que facilitan el acceso y el trabajo. Podemos
construirlas reciclando palets, y crear bandejas o mesas de cultivo de 0,75 m
de altura, a la altura de trabajo.
El sol. El soleamiento es
esencial, la mayoría de plantas necesitan un mínimo de 6 horas de luz solar.
Debemos considerar la orientación de nuestro espacio, estudiar el camino del
sol a lo largo del día, considerar las variaciones verano-invierno, y
determinar las zonas de sol y sombra de los edificios cercanos.
Las plantas de mayor porte se ubican al Norte, para
que no priven del sol a las más pequeñas colocadas en la parte Sur. También
podemos usar jardineras escalonadas para que todas las plantas reciban suficientes
horas de sol.
El suelo. Lo más básico es hacer
una mezcla de suelo con arena, compost y materia orgánica. En un piso es
preferible un suelo aligerado con fibra de coco, turba o perlita, para evitar
sobrecarga de peso sobre la estructura en casas antiguas con vigas de madera.
En caso de duda consultaremos a un arquitecto.
El substrato del huerto debe proporcionar todos los
nutrientes que las plantas necesitan. Podemos aportarlos con nuevo sustrato
(humus), mediante abono verde o añadiendo una parte de compost, dos o tres
veces al año. Tras remover bien para mezclarlo con el suelo existente, dejamos
reposar el huerto dos o tres días antes de volver a sembrar.
También podemos hacer abonos líquidos con malas
hierbas y algas marinas, evitando los abonos y fertilizantes químicos.
Las lombrices son muy beneficiosas y podemos
criarlas mediante lombricultura, pues airean el suelo, descomponen la materia
orgánica y crean un abono de calidad, el humus de lombriz.
El compost.
El
compost es un abono natural realizado con cualquier mezcla de substancias
orgánicas, como sobras de comida, cáscaras y restos de vegetales, rastrojos,
hojas, serrín, papel, estiércol. Debemos evitar las malas hierbas con semillas.
Un compostador sencillo se construye con tres cajas
de madera, mejor levantadas del suelo sobre tacos o ladrillos para que
respiren. Los materiales orgánicos se tienen en cada caja durante 10 días, y se
remueven cada día para airearlos. Se riegan a menudo y se puede añadir un poco
de compost maduro para aportar microorganismos. Al cabo de 30 o 40 días, según
el clima, el compost de la última caja estará listo.
El agua. El agua es esencial en el
huerto, las plantas no viven sin agua y debemos estudiar como vamos a resolver
el riego. Podemos regar manualmente dos o tres veces por semana, según el clima
y la estación, o usar un sistema de riego automático.
Debemos valorar las fuentes de agua disponibles y
su coste. Si tenemos espacio para almacenarla podemos recoger el agua de lluvia
canalizando el agua de las cubiertas, y también reutilizar el agua de la casa,
siempre que no lleve detergentes.
Es preferible regar pocas veces con abundante agua,
favorece las raíces profundas y ahorramos agua, y es mejor hacerlo temprano en
la mañana, evitando las horas de calor.
Igualmente debemos prever el drenaje, para evitar
el exceso de agua, perforando adecuadamente el fondo de los recipientes. El
agua de drenaje se puede almacenar en barriles de lluvia, y nos puede servir
una vieja bañera.
Las plagas.
Si
logramos en nuestro huerto un ecosistema bien equilibrado con plantas
saludables las enfermedades se presentarán escasamente. El permacultor debe
observar el huerto a diario para detectar cualquier pequeña anomalía. Los
problemas más comunes son las invasiones de diversos tipos de insectos, como el
pulgón, o los hongos, como el oidio, queproliferan sobre todo por un exceso de
humedad.
Parásitos como el pulgón pueden eliminarse a mano,
cazándolos uno a uno, o pulverizar con agua jabonosa. También podemos recortar a mano las partes afectadas de
hongos, y aclarar el huerto, podando algunas plantas para airearlo y dejar
entrar el sol.
Debemos estudiar la biología básica para
identificar sin ninguna duda las plagas o enfermedades, y sus tratamientos
naturales. O podemos pedir consejo profesional a un veterano de la
permacultura, haciendo un intercambio, por ejemplo el ayudaremos en la poda, el
riego o con el acolchado.
El
acolchado. El
acolchado, también llamado arrope (mulching
in English), consiste en colocar una capa de materia orgánica que abriga el
suelo cultivable. El acolchado mantiene la humedad, protege del frío y del
calor, reduce la erosión y minimiza el crecimiento de las malas hierbas, al
producir sombreado del suelo no permite su germinación.
El resultado es una notable reducción del trabajo
del agricultor, sobre todo en la lucha contra las malas hierbas, y un apreciable
aumento de la fertilidad del huerto. La capa de acolchado, al ser orgánica,
debe renovarse frecuentemente, a medida que se descompone y es absorbida por el
suelo nutriéndolo.
Acercarnos
a la autosuficiencia
Hemos dado un pequeño paso hacia la
autosuficiencia, con el cultivo en la terraza o el balcón de casa podemos
sentir crecer la vida entre nuestras manos, aprendiendo cada día y
experimentando lo que es la permacultura. Al cabo de las cuatro estaciones
habremos aprendido de nuestros errores, y sabremos lo que es cosechar nuestros
propios frutos.
Si queremos cultivar un huerto a mayor escala, para
lograr la plena autosuficiencia alimentaria, tendremos que buscar un terreno
cultivable cerca de casa. Puede ser un rincón en el jardín comunitario, un
solar abandonado, el interior de una manzana, un terreno baldío municipal, o
una parcela en la periferia de la ciudad.
También podemos crear un huerto pedagógico en la
escuela del barrio, iniciando a niñas y niños en la permacultura. Un proyecto
más ambicioso es participar en la
organización de un huerto urbano creando una comunidad de cultivadores y
consumidores orgánicos. Este puede ser un proyecto social, integrando jóvenes,
parados y jubilados, que serán miembros útiles de la comunidad.
De nuevo el diseño es esencial en permacultura, es
básico pensar antes de actuar, planificando cada detalle para obtener el máximo
de alimentos con alta eficiencia en
el mínimo de espacio, y con la menor aportación de tiempo, esfuerzo, agua,
dinero y energía.
Para profundizar en permacultura nos pueden ayudar
los buenos libros, que se pueden obtener por Internet, pero es mejor iniciarse
on un experto, y es esencial hacer el Curso
de Diseño en Permacultura, para guiar nuestros primeros
pasos como permacultores.
La permacultura no se limita a la producción de
alimentos, el sistema de diseño permacultural se aplica a cualquier hábitat
humano, en armonía con la Naturaleza. No solo produce alimentos sanos, el
huerto urbano también nos obliga a hacer a diario un ejercicio suave y natural
muy positivo para la salud, ahorrándonos el gimnasio y la farmacia.
No olvidemos el refrán “no solo de pan vive el
hombre”, pues no todo es comida y las fachadas y las cubiertas verdes, además
de revestir de vida el hormigón, controlan el soleamiento, aportan ahorro
energético, además las plantas vivas generan oxígeno puro, filtran el aire y
eliminan la polución atmosférica, mejorando la salud y la estética de nuestra
ciudad.
© Carlos
Martínez Requejo.
Domobiotik. Jun.12.
Bibliografía relacionada
Permaculture One. Bill Mollison & David Holmgren.
Introducción a la Permacultura. Bill Mollison. Ed. Tagari.
Permaculture a
Designer's Manual. Bill Mollison. Ed. Tagari.
Permacultura, Principios y Senderos más allá
de la Sustentabilidad. David Holmgren.
Permacultura, una
Guía Para Principiantes. Graham Burnett. Ed. EcoHabitar.
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